3 sept 2011

Grotesque

"Siempre encontrarás algún corazón sangrante debajo de la cama, siempre lo haces" me decías aún en éxtasis y yo te respondía "Me encantan esos dientes podridos. ¿Debería de asustarme cuando sonríes? "

Nos pasábamos noches y días en tu cama llena de colillas que habíamos apagado previamente sobre la piel. Siempre fuiste un monstruo pero yo era peor. Cuando me mirabas con ojos hambrientos de mi carne, ya no me avergonzaba de mi piel imperfecta, llena de cicatrices y heridas aún abiertas, sangrantes.

Te levantabas y caminabas débil y entumecido hacia el espejo, con la habitación aún a oscuras. Te pintabas los labios de rojo Rúsia y enciendes un cigarro. Sé que eres mucho más de lo que dices, lo veo en la inseguridad y la mutilación de la impaciencia que nos pudre la carne desde el hueso. Somos crueles, productos de guerra pero, siempre supimos que en todo bosque, hay un monstruo escondido en las tinieblas.