19 ago 2011

Ein letztes mal

Se que si me fuera del país, para él no sería perfecto. Aunque aprendiera a volar, aunque fuera a hacerlo sin preguntar, aunque las gotas de lluvia fueran 100 y sus sueños de cristal, ellas caerían al suelo y se romperían como delicadas lágrimas de porcelana. Sería entonces cuando tocaría su largo y oscuro cabello y me diría;

-Mira, ya son 101 los rayos de sol.

-La luz tratará de reflejarse en ellas; ¿crees que lo conseguirán?- diría yo y él me respondería:

-En realidad ya lo han hecho, solo que las gotas de lluvia caen con demasiada ansia, ¿no lo ves?